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CUENTO Y CANTO DEL JUGLAR

CUENTO Y CANTO DEL JUGLAR

VÍCTOR MANUEL: UN ÍNTIMO RECUENTO

Víctor Manuel  Sanjosé lleva más de 40 años con la música. En 1969 publicaba su primer disco: ‘El abuelo Vítor’, que contenía canciones como ‘Mis recuerdos’ (“en qué valle o camino, en qué piedra, en qué río // se me quedó la infancia”, se preguntaba), ‘La romería’, ‘Un cura de aldea’ o la que daba título al álbum. Con ellas inicia ese autorretrato, a lo largo del tiempo, ese repaso al fondo del armario de un cantautor que es ‘Vivir para cantarlo’, un espectáculo que fluctúa entre lo épico y lo lírico, entre la confesión del que se va de Asturias, herido de añoranza y de amor, y del que entona el canto civil en un tiempo convulso y de esperanza.

Su infancia de trenes y de chigres, de mineros y de mozas en el prado, de paisajes y de mujeres que tenían algo de ‘María Coraje’, como su propia madre, eran el argumento inicial de inspiración; luego, viene el amor con temas como ‘Quiero abrazarte tanto’, que dio título a su segundo álbum y que sigue siendo una de sus canciones más redondas. Más tarde, aparece en su vida Ana Belén y compone ‘Canción para Pilar’ o ‘Cómicos’. Y abunda en la denuncia y en la elegía en ‘Carta de un minero a Manuel Llaneza’.

Víctor Manuel, acompañado con mimo y oficio al piano por David Sanjosé y por Ovidio López, canta y cuenta. Entre canción y canción narra una historia, una anécdota, un detalle que perfila el relato de la composición y de su propia existencia. El autor dice cuánto sabe de él. Y así, Víctor es el romancero de su biografía y el intérprete que ha dejado en la banda sonora de nuestra existencia un puñado de canciones más: ‘Sólo pienso en ti’, ‘Ay amor’, ‘Luna’. Redondea el perfil más íntimo con ‘El hijo del ferroviario’, e incluso, ya en la hora de los bises, completa el círculo con ‘Asturias’, basada en el poema que escribió Pedro Garfias. En su segundo concierto en el Principal, la empezó un par de veces, y solo al final la cantó de principio a fin. Víctor está muy bien de voz, sobrio en la puesta en escena e irónico, busca más la profundidad que el efectismo, y vuelve a poner sobre el escenario, con sinceridad, su corazón al desnudo.

Estas canciones son como los trenes que ha visto pasar toda la vida, los ha visto pasar y a la vez iba en ellos con el acento de su canto, con el fuego de la rebelión, con una mujer-volcán al lado. Víctor pone una melodía sobre otra, un poema sobre otro, como quien esparce un delicado olor de violetas. Y así compone una sinfonía de la memoria, un álbum imprescindible de canciones que esta noche llega a Alcañiz.

 

Vivir para cantarlo.

Víctor Manuel (voz y guitarra). David Sanjosé (piano y órgano) y Ovidio López (guitarra). Teatro Principal, días 22 y 23 de julio. Sábado, 25 de julio, Anfiteatro Pui Pinos de Alcañiz. A las 23 horas.

 

*Esta nota apareció el sábado 25 de julio en ‘Heraldo de Aragón’. Fui al concierto con José María Gómez, Cuchi. Esta foto está tomada del Foro de la memoria; a su lado, al piano, hace voces David Sanjosé, hijo de Víctor y Ana Belén.

 

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