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DOROTHEA LANGE: NOTAS

DOROTHEA LANGE: NOTAS

Dorothea Lange se hizo fotógrafa a los 17 años. Fotógrafa de estudio. Cuando empezaba a estar consolidada como retratista, se produjo el crack de 1929. La Gran Depresión. Para entonces estaba casada con el pintor Maynard Nixon. Un día asomó la cabeza por la ventana y vio las calles de San Francisco llenas de parados: hombres que esperaban la sopa pública, mujeres y hombres que soñaban entre la masa anónima con un milagro.

Lange salió a las afueras y captó a los braceros, a los peones, a la gente que iba de éxodo en éxodo con coches desvencijados, carromatos y tiendas de campaña. Captó las carreteras que se abren a un futuro incierto, a los niños desheredados y sus ojos de terciopelo. En esas fotos se mezcla su talento de retratista con su sentido documental. Lange atrapaba la zozobra, el vacío, la desesperación y la miseria más absoluta.

 

Conoció al profesor Paul S. Taylor y eso le cambió la vida. Le ilustró con sus fotos un artículo sobre la huelga general de San Francisco. Hacia 1935, ingresó en la Farm Security Administration, que le encargó que documentase la agonía del medio rural. En marzo de 1936 tomó una de sus fotos más impresionantes: ‘La madre emigrante’. Toda la serie es conmovedora: revela la derrota, la ternura, la dignidad, el ardor de una madre hacia sus hijos cuando todo falta. Lange documentó aquella crisis con corazón y empatía hacia los parias de la tierra. Atrapó instantáneas de las relaciones entre razas, la naturalidad de las mujeres y de los novios, los paisajes rurales, los negros de Memphis o el Mississippi, el esfuerzo de los jornaleros. Diría años después: “Gente con problemas: ése era el gran tema artístico de entonces”. Es la gente de ‘Los años decisivos’.

 

También hizo una serie sobre los japoneses, que fueron evacuados a una especie de campos de concentración tras el ataque a Pearl Harbour. Ella registró su tristeza, su desesperación, con una mirada amable. Con un ojo ferozmente sensible.

 

Dorothea Lange nos espera en un sitio especialmente hermoso y acogedor: el monasterio de Veruela, que ya empieza a vestirse de otoño.

 

*Borradores visitó hace unos días la exposición ‘Los años decisivos’ que se expone en el monasterio de Veruela. Su comisaria es Oliva María Rubio. Retrato de la fotógrafa (1895-1965), realizada por Rondal Partridge.

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