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WILLIS RONIS: ADIÓS A PARÍS

WILLIS RONIS: ADIÓS A PARÍS

Acaba de fallecer en París, casi a los cien años, uno de los grandes fotógrafos humanistas de dos siglos: Willy Ronis (1910-2009). Heredó inicialmente la pasión por la música de su madre, que era pianista, aunque luego se sumó al oficio de su padre, que tenía un laboratorio de fotografía. Pronto entró en contacto con artistas como David Seymour o André Friedmann (Robert Capa), y la fotografía acabaría por convertirse en la materia central de su existencia. Ronis –como Brassaï, como Doisneau, como Izis y como Cartier-Bresson, en gran medida- ha sido uno de los grandes cronistas de París: le interesaba el instante cotidiano que transformaba de inmediato en una obra de arte, en un cromo de vida.

 

Lo captó todo. Colaboró con revistas y periódicos, con agencias como Rapho, y se movió como pez en el agua en todas las disciplinas: la moda, la publicidad, el reportaje, el retrato, la estampa urbana, el tapiz de contraste que arrojaban la ciudad del Sena y sus rincones. En su obra, marcada por la profundidad y la evocación, por la delicadeza y la beldad, siempre se percibe la felicidad y la melancolía, la fiesta y la exaltación, la glosa de las pequeñas cosas, el lirismo y una percepción humanista que le coloca siempre al lado de los desheredados del mundo.

 

Willy Ronis captaba con dulzura lo ínfimo y lo convertía en escenario de luz, de amor, de convivencia. La fotografía de Willy Ronis hacía mejor a quien la miraba, sustancialmente porque lo arañaba muy adentro con su sensibilidad, con su callada emoción.

 

* Willy Ronis dejó definitivamente la fotografía en 2001, a los 91 años, pero antes de colgar su cámara realizó su último desnudo. Aquí vemos una de sus instantáneas de París.

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