ENTREVISTA CON PATRICK MCGILLIGAN (AUTOR DE BACKSTORY)*
ENTREVISTA CON PATRICK MCGILLIGAN
Por Jonás Trueba
Autor de innumerables artículos sobre cine y colaborador habitual de revistas prestigiosas como Film Comment, Patrick McGilligan ha escrito las biografías de James Cagney, Robert Altman, George Cukor, Jack Nicholson o Fritz Lang. Pero para nosotros es particularmente conocido como autor y editor de la serie de entrevistas con guionistas Backstory. Desde Plot Ediciones, hemos tenido la suerte y el orgullo de poder publicar la primera, segunda, y tercera parte de esta aventura sin precedentes que es la de abarcar la memoria del cine americano a través de sus escritores, desde los que pusieron los diálogos a las primeras películas habladas, hasta los que revolucionaron el sistema de los estudios a finales de los años sesenta.Ahora estamos a punto de publicar Backstory 4 (Conversaciones con guionistas de los años 70 y 80).
Pat McGilligan y sus colaboradores nos vuelven a ofrecer un libro único e irremplazable, concienzudo, hecho a base de paciencia y mucho amor al cine. Todas las entrevistas que se recogen en este volumen están llenas de información, anécdotas, confesiones… El oficio del guionista sigue siendo el auténtico protagonista a lo largo de las 400 páginas del libro, pero también hay espacio para la vida (porque hay vida más allá del cine, sí) y para el puro placer de la conversación, esta vez con los siguientes protagonistas: Robert Benton, Larry Cohen, Blake Edwards, Walter Hill, Ruth Prawer Jhabvala, Lawrence Kasdan, Elmore Leonard, Paul Mazursky, Nancy Meyers, John Millius, Frederic Raphael, Alvin Sargent y Donald E. Westlake.Patrick McGilligan, responsable de toda la serie Backstory nos ha concedido esta entrevista:
Backstory 4 es la cuarta entrega de una serie de entrevistas con guionistas que ya abarca casi toda la historia del cine sonoro (exceptuando las dos últimas décadas). ¿Cómo valora los cuatro libros en su conjunto?
La serie empezó con un capricho, en realidad escogí el proyecto de entre una lista de posibles proyectos que me dio un editor dispuesto a pagar un pequeño anticipo. Me daba una excusa para estar con escritores importantes y sentarme a sus pies, aprendiendo las historias y la sabiduría de Hollywood. El valor de la colección de estas entrevistas me pareció evidente desde el principio, y tuvo un público leal compuesto por otros escritores y cinéfilos. La serie se convirtió en un recuento único e informal de la historia de Hollywood desde el punto de vista del guionista. No hay ninguna otra obra que lo haga, y estoy orgulloso de eso.
El libro reúne por primera vez a guionistas de su generación o de edades parecidas a la de usted. ¿Hasta qué punto este hecho ha podido influir en la concepción del libro?
Bueno, algunas de estas personas hicieron películas que yo vi cuando crecía, y eso representa una diferencia con respecto a las obras de los escritores que aparecían en volúmenes anteriores. Y sobre todo, la mayor parte de estos escritores creció adorando el cine: ésta es la primera generación de escritores de Hollywood que hablan con reverencia de otros guionistas así como de la influencia de películas clave que vieron cuando crecían. Las generaciones anteriores tenían un prejuicio en contra del cine y a favor del teatro o de la literatura. Algunos de ellos se sentían culpables por escribir películas para ganar dinero. La generación de Backstory 4 veía el cine como una oportunidad de seguir los pasos de profesionales que admiraba –tanto escritores como directores-, a menudo (esto formaba parte de la evolución) con los escritores-directores en lo más alto de la jerarquía. Alguien que pudiera hacer o que hacía las dos cosas: escribir y dirigir.
¿Cómo juzgaría a esta generación de guionistas con respecto a otras generaciones anteriores o posteriores?Cada generación tiene sus pros y sus contras, sus puntos fuertes y sus dificultades. Con bastante frecuencia esto se debe a las exigencias de los estudios y a las condiciones históricas. Los escritores que vivieron la lista negra pasaron por una experiencia única que se refleja en unas carreras únicas y en unas películas a menudo especiales. Los escritores que vivieron los años sesenta recibieron la influencia de las drogas y el rock and roll y las nuevas costumbres sociales. Los escritores de Backstory 4 fueron la primera “generación del cine”, es decir, con una educación cinematográfica, por lo que fue una generación más consciente de lo que hacía. Pero los que han tenido carreras más largas ya no son jovencitos y han absorbido algunas de esas influencias tempranas. El mayor cambio está en lo comercial que Hollywood se ha vuelto después de los años setenta, y en cómo los mejores de estos escritores han conseguido adaptarse y mantener al mismo tiempo su personalidad y su individualidad.
Muchos de ellos fueron a escuelas de cines y tuvieron acceso a una educación mucho más específica que sus predecesores, que venían de otras disciplinas o eran cineastas autodidactas. ¿Hasta qué punto eso significó un cambio en la profesión del guionista?
Creo que es un cambio importante. Las películas siempre han sido autorreferenciales, pero ahora más que nunca. Las secuelas, los remakes y las adaptaciones de cómics o series de televisión forman parte de esta autorreferencialidad. Esta tendencia no es completamente terrible, pero hace que los escritores con una visión personal destaquen todavía más. Escritores como Lawrence Kasdan o Walter Hill están tremendamente influidos por el pasado y tienen un conocimiento erudito de la historia del cine, y al mismo tiempo intentan que sus películas sean “personales”. El escritor siempre ha luchado para realizar películas de calidad, pero la lucha por hacer películas “personales” es una idea muy moderna, que nació porque los mejores escritores son muy conscientes de lo que hacen, del oficio y del pasado de Hollywood. El inconveniente es que tienen que “imaginar” muchas historias, en lugar de haberlas vivido como la primera generación de guionistas, y hay menos profesionales que vengan del periodismo, así que el número de películas sobre “la vida real” continúa disminuyendo.
¿Cuál es para usted la entrevista más jugosa del libro, o de la que se siente más satisfecho?
Eso es como pedirle a un padre que elija a su hijo favorito. Todas son mis favoritas. Me gusta la de Walter Hill porque él mismo la revisó con lupa, la editó, la podó y la cambió. Trabajó tanto como yo para que saliera una buena entrevista. Me gusta la de Larry Cohen porque ha tenido una carrera muy excéntrica y porque fue muy sincero sobre muchos aspectos de su historia, tanto en el plano personal como en el profesional. Me gusta la de Alvin Sargent, porque ha tenido una trayectoria muy larga –desde muy pronto, con dos nominaciones al Oscar, y recientemente, obteniendo un gran éxito de taquilla con Spiderman–, pero su entrevista está llena de neurosis y modestia.
¿El hecho de que muchos de los protagonistas del libro sean directores además de guionistas (Edwards, Kasdan, Millius, Mazursky, Benton, Cohen…) marca una verdadera diferencia con respecto a sus predecesores?
Sí, el escritor-director es realmente un fenómeno posterior a los años sesenta. Había un número razonable en los años treinta y cuarenta, aunque cineastas como John Huston, Billy Wilder y Richard Brooks marcaron el nivel de excelencia. Ahora es lo que se espera de un guionista de mucho talento. Dicho esto, dirigir es una tarea distinta, y los dos trabajos juntos resultan el doble de difíciles, por lo que no todos los escritores escogen esa actividad, y no deberían ser considerados inferiores si no lo hacen. La mayor parte de los escritores-directores citados ha dirigido películas escritas por otros, y ha escrito películas que han dirigido otros. La mayoría considera la dirección una herramienta de poder, pero ve en la escritura el acto creativo primordial.
¿Cuáles son sus películas favoritas de esta época del cine americano?
Yo soy un iconoclasta, así que no necesariamente tengo las mismas películas preferidas que otros críticos. Sé que es típico citar El padrino, Taxi Driver y Chinatown para la década de los setenta, y no voy a discutir que son grandes películas con grandes guiones. Suelo preferir filmes que no pueden clasificarse dentro de ningún género, y por eso me parece que Nashville, por ejemplo, es una de las mejores películas de los años setenta y uno de los mejores guiones (Otro de mis libros es una biografía de Robert Altman). Y alguien como Larry Cohen no hace en realidad grandes películas, ni siquiera en sus mejores momentos: hace películas de un tipo concreto y único, para entusiastas, y si te gusta esa clase de cine, quedarás enormemente satisfecho por “una película de Larry Cohen”. El placer de la serie Backstory siempre ha residido en su disposición a situar a ganadores de Oscars junto a autores de culto y escritores no muy conocidos pero dignos de reconocimiento. Gente que escribe dramas, pero también comedias y musicales. Todas estas categorías están representadas en el último Backstory, y una cosa que me gustaría decir sobre los setenta, especialmente, es que es una época infravalorada en la historia del cine americano: se hicieron muchas más películas interesantes e inusuales que en los cincuenta o en los sesenta. Fue una época en la que mucha gente joven estaba empezando, y en la que algunos de los protagonistas de Backstory 4 estaban haciendo sus primeros trabajados, que en ocasiones terminarían siendo sus mejores obras.
¿Cuál es para usted el mejor guión escrito en aquellos años?
La respuesta estándar es Chinatown o El padrino. Yo prefiero Nashville, porque es original y no hay nada que se le parezca. Otro caso a tener en cuenta sería Toro salvaje. En los años ochenta, votaría por películas como Reencuentro de Lawrence Kasdan. Pero si observas con atención las películas de Coppola, Friedkin, Spielberg, Bogdanovich, Hal Ashby, Scorsese, Altman, y algunos otros, encuentras una auténtica plétora de guiones maravillosos en los años setenta, que se adentra en los ochenta. Y ni siquiera he mencionado a Woody Allen (que constituye una categoría en sí mismo). Walter Hill escribió y dirigió sus obras más excéntricas y personales en los años setenta. También lo hizo Paul Mazursky. Y había muchos, muchos fueras de serie como Larry Cohen, que normalmente no están incluidos en el panteón.
¿Qué diferencias advierte entre los guiones que se escribían en EEUU en esos años y los que se escriben hoy día?
Ahora las cosas son más comerciales. Frente a eso no hay escapatoria. Las películas de Hollywood necesitan tener “grandes” fines de semana iniciales. Necesitan atraer a un público masivo. El problema empieza con los estudios y los productores, y los guionistas tienen menos control y autoridad que en el pasado. (Aunque sin duda se les paga mejor que nunca.) Afortunadamente, hay muchas excepciones, gente joven y vieja que conserva su integridad, pero los géneros se han encogido, las opciones han menguado y se hacen menos películas. La mayor parte del tiempo los guiones se hacen “accesibles”, más simplificados, y se preparan para los dobles y los efectos especiales. Hay menos oportunidades para la exploración, la innovación y las reflexiónes profundas. Es posible que sea el peor momento de la historia de Hollywood en lo que respecta a la calidad de los guiones, y sin embargo todavía hay una buena cantidad de escritura de calidad, y continúan surgiendo guionistas jóvenes que son una promesa para el futuro.
¿Habrá un Backstory 5? Y de haberlo, ¿quiénes serían los guionistas que elegiría usted para entrevistar?
Backstory 5 ya está en marcha. Estos libros llevan mucho tiempo, siempre superan lo que suponemos al principio. Para cuando el volumen está hecho parece que todos los protagonistas tienen setenta u ochenta años. Así que el próximo libro no estará lleno de gente joven. Como siempre, nos centraremos en el “conjunto de la obra”. Ya tenemos a mano entrevistas con John Sayles, Jean Claude Carrière, David Koepp, Tom Stoppard, Nora Ephron y Eric Roth. Estamos concertando otras entrevistas. La lista siempre está en movimiento. He tenido a guionistas que dicen “sí” y después se mueren, y he tenido a guionistas que se han negado a hacer la entrevista cuando yo ya había ido a su casa y estaba llamando a la puerta. Pero, con todo lo malo que a veces parece Hollywood, todavía hay muchos buenos escritores: a veces los guiones son más interesantes que las películas. En realidad, hay un exceso de talento para elegir.
[La traducción de esta entrevista, así como la del libro Backstory 4, es de Daniel Gascón.] En la foto Faye Dunaway, en la película "Chinatown" de Roman Polanski.
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